jueves, 11 de junio de 2009

Rastros Libertarios

Quito sembró la semilla y América siguió el ejemplo.


El discípulo de Espejo


Fecha y lugar de nacimiento:
Urcuquí, 1 de Febrero de 1771
Fecha y lugar de fallecimiento:
Otavalo, 18 de Octubre de 1836
Nombres de sus padres:
Dr. Gaspar Ante y Donoso (Quito) e Isabel López de la Flor y Grijalva (Ambato)
Títulos académicos:
Dr. en Derecho Civil y Canónigo



Su final fue el resultado de 65 años de lucha por la libertad. Fue el último hombre en dejar la espada. Considerado por algunos como un patriota de talento y energías, un caballero animoso de fino y urbano trato. Su alma grande para el sacrificio y su carácter inquieto y nervioso le permitió prestar un decidido apoyo a la cristalización del movimiento del 10 de agosto de 1809. La historiadora Rocío Rueda califica a Antonio Ante como un hombre que desarrolló todos sus esfuerzos en los campos de batalla. Uno de los pocos héroes que logró ver la patria libre.


Por su fácil palabra y facultades como escritor es considerado como discípulo de Espejo.


Su lucha comenzó apenas a los cinco años cuando se quedó huérfano de padre y madre. Sus parientes maternos se encargaron de su educación. A los 17 años enviudó de Petrona Eguez y Mestas. Meses más tarde volvió a contraer matrimonio con Mariana Valdez y Oláis con quien tuvo 9 hijos, sólo cuatro de ellos llegaron a la edad adulta.


Sus primeros pasos hacia la revolución fueron tres escritos suyos en 1798 “Clamores de Fernando VII”, “Proclama”, “Catecismo” los cuales a primera vista podían pasar por favorecedores al monarca, pero en realidad era una contribución a la difusión de las ideas libertarias y soberanas, un llamado a la insurrección. Estas fueron remitidas por correo a Caracas, Bogotá, Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires gracias a la colaboración de Juan Salinas, Antonio Pineda, el Dr. Luis de Saá y Miguel Donoso.


En 1805 fue electo Regidor del Cabildo. Tres años después la casa del Marquez de Selva Alegre fue el punto de encuentro de Ante con José Luis Riofrío, Manuel Rodríguez de Quiroga, Juan de Dios Morales, Nicolás de la Peña y Cnel. Juan Salinas donde fueron apresados y liberados al poco tiempo. Este fue la antesala a la reunión del 9 de agosto en la casa de Manuela Cañizares donde se discutieron los últimos detalles del golpe revolucionario.


Fue encargado de ayudar a la toma del cuartel e informar al conde Ruiz de Castilla, presidente de la Audiencia, el cese de sus funciones.


Debido a que los gobernadores de Popayán, Cuenca y Guayaquil se negaron a secundar el golpe Ante estableció su cuartel general en Riobamba para organizar las tropas que defenderían al intento de revolución.


“Recibí órdenes para que suspendiese toda hostilidad por haberse nombrado Diputados para tratar con Cuenca y Guayaquil. Desagradado con semejante orden, por haber llegado a entender que dos de los Comisionados se habían hecho sospechosos al pueblo, viendo que se sucedían noticias bastante funestas del estado de la capital, resolví venirme a ella a cerciorarme de la verdad. La encontré en la mayor confusión: sembrada ya por la desconfianza entre el gobierno y el pueblo”.


Ya se escuchaban las primeras voces contrarrevolucionarias que pretendían la reposición de Ruiz de Castilla en su gobierno. Ante viajó a Quito para convencer a Salinas y Juan de Dios Morales para continuar en la lucha con las armas en mano. Después de poco tiempo Ante se enteraría que Salinas y Morales dieron un pie atrás a su decisión.
Por su desempeño en el intento de mantener viva la revolución fue perseguido y considerado en quinto lugar de peligrosidad.


La Fundadora del Archivo Histórico del Ecuador, María Elena Porras, considera a este prócer como un luchador incansable quizá superior a Morales, Salinas y Quiroga.
El 10 de Agosto, fue nombrado Teniente Coronel y Comandante del 2do. Batallón del ejército de la Revolución.


Antonio Ante escapó y por lo tanto se libró de la masacre del 2 de agosto de 1810 donde murieron algunos de sus compañeros de batalla, después de la instalación de Junta Patriótica y posterior claudicación; la división de los patriotas entre Montufaristas y Sanchistas; el reintegro a la presidencia del conde Ruiz de Castilla. Se enroló en el ejército al mando del coronel Feliciano Checa. Tuvo a su cargo la defensa de los desfiladeros cercanos a Guaranda. El 25 de julio de 1812, se arrojó sobre el ejército enemigo, librándose un combate reñido que terminó con su victoria.


Gracias a su hazaña fue propuesto para comandante de las fuerzas patriotas, pero prefirió recomendar para el cargo al coronel Carlos Montúfar, pues sostuvo que él era mejor para dirigir la campaña y sostener la guerra. Cabe indicar que además, el doctor Ante era declarado Sanchista, es decir contrario al partido de los Montufaristas.


Sobre su muerte: “En contraste patético de acabar sus días en la obscuridad de la pobreza mientras que la Patria, el Ecuador, es deudora de los más esforzados sacrificios que hizo por la causa de los pueblos” (Biblioteca Rodolfo Pérez Pimentel)


Debido a sus incansables ideas libertarias ante fue apuñalado por un militar vestido de campesino y llevado a Bogotá donde lo condenaron a diez años de trabajos forzados en Ceuta, África. Su hijo José María obtuvo el permiso de acompañar a su padre debido a su postración y enfermedad. En 1822 recibieron la noticia del triunfo de los patriotas en Pichincha por lo que escaparon de Ceuta para regresar a su tierra, Atuntaqui.


Entre sus cargos está el de Diputado por Pichincha, como muchos de los héroes que aparecen en la historia terminó viudo, solo e inmerso en una gran pobreza. El párroco Antonio Jaramillo, que lo asistió espiritualmente, afirmó que Ante falleció posiblemente con las facultades mentales alteradas.

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