martes, 24 de junio de 2008

"Mi lesbiandad, Mi libertad"

Hemos descubierto, maravilladas, que desde los tiempos más antiguos han existido mujeres que han trabajado para establecer relaciones sociales favorables para sí y para sus semejantes. Y que la grandeza femenina se ha nutrido a menudo (o quizás siempre?) de pensamiento y de energías que circulan entre mujeres.
Mónica Escalante


Una noche de bohemia en: “Black Out”

“Baila, baila mi vida. Báilame bien. Quiero el movimiento de tu querer” coreaban chicas y chicos que inundaban esa noche el Blackout. Un bar de homosexuales ubicado en la Foch. En la pared del frente se ve un graffiti que dice: “Mi lesbiandad mi libertad”.

La vida se condensa en miles de rostros portadores de historias de angustia, travesura, alegría, desenfreno, sensualidad y nostalgia… una noche armada como un rompecabezas de noches individuales y colectivas, que confirman que en Quito la comunidad de homosexuales esta viva y hay mucho que contar. Este lugar solo tiene una puerta, la que sirve de ingreso y de salida a la vez. No se ve gente haciendo cola ni siquiera en sus alrededores. Todas las personas entran apenas llegan al lugar. Puede entrar cualquier persona y de cualquier edad porque no hay ningún tipo d econtrol. En este sitio la gente disfruta al conocerse en medio de un ambiente colmado de música alternativa.

Al ingresar se puede sentir como el calor del lugar empieza a subir por las piernas humedeciendo la piel hasta sentirlo en el rostro. No se puede caminar. Está lleno de parejas homosexuales entre los 18 hasta unos 25 años. Muchachos de clase media. Del techo caen gotas creadas por la cantidad de gente y el reducido espacio, el olor es muy pesado y denso. Los baños no tienen letreros de hombres o mujeres, aquí todos entran, sin diferenciación de sexos.

Una chica de cabello negro, lacio y muy largo con una figura increíble con un rostro que parece perfectamente dibujada, lucía una falda muy corta que al caminar ésta se le iba trepando poco a poco por su delineada silueta, su blusa blanca dejaba poco a la imaginación. Estaba acompañada por otra de apariencia muy varonil con un top blanco con senos muy pequeños de cabello negro, corto y rizado con un blue jean flojo y un cinturón de cuero que hacían juego con sus zapatos de hombre cafés. Bailaban tocándose y besándose rodeadas por varias parejas de hombres unos encima de los otros el especio no les daba para más. Con sonrisas muy amplias se demostraban su pasión. Se besaban con deseo desaforado como si se terminaría el mundo.

Las horas transcurrían y llega Karol una mujer de 23 años de raza negra muy alta de rasgos finos con apariencia de top model. Se apoya en la barra, buscando una pareja para pasar la noche. Al frente de ella estaba Mayra una chica muy simpática que con el juego de luces del lugar se podía ver los brillos que había colocado en su rostro antes de salir a bailar, que dejaban admirar con destellos sus hermosos ojos verdes, el brillo labial esparcido en su boca hacia ver sus labios carnosos y deseables. Karol clavó la mirada en esta mujer y no se la quitaba de encima. Un coqueteo muy intenso. Mayra se movía de un lugar a otro porque se sentía un poco incómoda odia a la gente de raza negra, pero Karol la buscaba con la mirada y no dejaba que se pierda.

Karol se puso muy intensa y se acercó a Mayra la cogió del brazo y le dijo: “The love of my life” Mayra la miró se soltó y salió del bar. No quiso seguir ahí. Karol se quedó parada y regresó a la barra a tomarse otra cerveza mientras mujeres y hombres bailaban en la barra iluminados por luces de colores que dejaban ver sus rostros solo por momentos. En cada flash se podían apreciar los besos, caricias, risas, y coqueteos que llenaban el lugar de miles de sensaciones.

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